Alergia al polen

Alergia al polen

¿Qué es la alergia al polen?

En primavera, las plantas fabrican gran cantidad de polen para reproducirse. En España, las plantas que producen más polen son las gramíneas, que crecen en solares abandonados, cunetas de las carreteras o campos sin cultivar. Mientras llueve, el polen no alcanza grandes concentraciones en el aire porque la lluvia lo precipita al suelo. Pero cuando deja de llover y hace viento, el polen es transportado por el aire y es capaz de cubrir grandes distancias.

La reacción alérgica se produce cuando el organismo entra en contacto con el alergeno -la sustancia que provoca la reacción- y lo rechaza. En el caso de la alergia al polen, esta reacción produce síntomas muy llamativos como picor, escozor, lagrimeo de ojos, estornudos y goteo nasal. A veces los bronquios también reaccionan y aparece asma.

En España, una gran cantidad de casos de alergia se debe al polen de gramíneas. Otras veces la sustancia que provoca la reacción es un fármaco, un alimento, un insecto, hongos o el polvo doméstico. Es frecuente que las personas alérgicas tengan sensibilidad a varias de estas sustancias a la vez.

¿En qué consiste la reacción alérgica?

Cuando un niño alérgico entra en contacto con el alergeno, su sistema inmune lo detecta y se dispone a atacarlo. Para ello, genera una gran cantidad de anticuerpos llamados inmunoglobulina E (se abrevia habitualmente como IgE). Las células que entran en contacto con el invasor generan histamina, que es la sustancia causante de los síntomas anteriormente descritos.

Como el polen de gramíneas es transportado por el viento y puede cubrir grandes distancias, para desarrollar la reacción alérgica no es necesario tener plantas cerca.

¿Por qué unos niños desarrollan alergia y otros no?

 

En la actualidad, no está muy claro por qué unos niños sufren alergia y otros, no. Sabemos que los hijos de padres alérgicos tienen más probabilidades de serlo ellos también. Igualmente influye el momento en que el organismo se expone al alergeno; si esto sucede después de una enfermedad vírica o durante la pubertad, cuando las defensas disminuyen, es posible que el contacto con el alergeno sea más efectivo para producir alergia.

Un tercer factor es mantener un entorno demasiado "limpio", sobre todo durante los primeros meses de vida del niño. Si en esta etapa su sistema inmune no se dedica a combatir infecciones, que es su función más importante, buscará otras vías alternativas que le harán responder de forma hipersensible ante sustancias inocuas como el polen.

¿Qué síntomas produce la alergia?

El síntoma más frecuente de la alergia es el estornudo. Como los niños suelen resfriarse con cierta frecuencia, a veces el diagnóstico es menos evidente, y puede confundirse con un catarro común: en dichos casos, sospecharemos alergia por la persistencia y repetición de los síntomas. Cuando los estornudos se acompañan de picor y lagrimeo de ojos -síntomas causados por la liberación de histamina- el diagnóstico es más sencillo.

En algunos niños los pólenes también producen crisis de asma, que se manifiestan por pitos en el pecho y dificultad para respirar.

¿Cómo se diagnostica la alergia al polen?

La alergia al polen se diagnostica mediante una prueba específica que consiste en reproducir de forma controlada la reacción alérgica en la piel del niño. Esto se hace aplicando en el antebrazo una gota del polen sospechoso y, con un instrumento llamado lanceta, que tiene una punta muy afilada, aplicar un pequeño pinchazo para que el polen penetre en las capas profundas de la piel. Si hay reacción alérgica, a los pocos minutos aparecerá una roncha de unos tres milímetros de diámetro. Es la prueba conocida como PRICK-test.

Por lo general, se prueban varios pólenes al mismo tiempo (y otros alérgenos como los ácaros del polvo doméstico, etc) para saber cuál o cuáles son los causantes de la reacción alérgica.

Otra opción diagnóstica es medir la cantidad de inmunoglobulina IgE mediante un análisis de sangre.

En cualquier caso, hay que consultar con el pediatra o el alergólogo pediatra, que serán quienes realicen estas pruebas y las interpreten correctamente.

Tratamiento de la alergia al polen

El tratamiento de la alergia al polen descansa sobre tres pilares: evitar el alergeno, tomar medicamentos que controlen los síntomas y, en casos en los que se considere necesario, administrar la vacuna antialérgica.

Respecto al primer punto, es importante saber que la concentración de polen es más alta a primeras horas de la mañana, por lo que puede ser útil restringir las salidas a la calle a esas horas. Es aconsejable leer los informes sobre concentraciones de polen que publican los periódicos. También hay que saber que los peores días para los niños alérgicos son los soleados y ventosos, ya que el polen está muy presente en el aire. Medidas más drásticas, como cambiar de residencia a un lugar con menos concentración de alergenos, pueden ser ineficaces ya que el niño tiende a sensibilizarse ante lo que tiene cerca y más pronto o más tarde los síntomas reaparecerán. Hay que evitar sustancias irritantes como insecticidas, polvo, olores fuertes, etc.

Los medicamentos contra la alergia son fundamentalmente antihistamínicos y antiinflamatorios nasales (corticoides). Para el asma se utilizan mediante cámaras de inhalación (tipo Aero-chamber u otras) antiinflamatorios (corticoides inhalados), los llamados "anti-leucotrienos" (actúan sobre la inflamación de un modo diferente a los corticoides inhalados) y broncodilatadores.

La inmunoterapia o vacuna antialérgica consiste en administrar dosis progresivas del alergeno que produce la enfermedad, con el fin de aumentar la tolerancia al mismo, y la desaparición de los síntomas. Los expertos, en los casos en los que se considere necesario, aconsejan iniciar la inmunoterapia cuanto antes -en niños, preferiblemente antes de los 5 años- para evitar que la alergia se cronifique.

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