Anorexia nerviosa

Anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa está tristemente de moda hoy en día debido al espectacular incremento que ha experimentado en las sociedades industrializadas. Afecta al 1-3 por ciento de las adolescentes y presenta la tasa de mortalidad más alta de los trastornos psiquiátricos, situándose en el 8-10 por ciento de los casos. El grupo de población femenina comprendido entre los 14 y los 19 años constituye el de mayor riesgo. El trastorno tiene cuatro características fundamentales:

  • pérdida significativa de peso fruto de la decisión voluntaria de adelgazar. Esto se consigue dejando de comer alimentos calóricos, haciendo mucho ejercicio y mediante vómitos o abuso de laxantes.
  • miedo intenso a ganar peso aunque se adelgace.
  • la imagen del propio cuerpo se ve alterada, de forma que la autoestima depende sólo de la figura.
  • importantes problemas físicos, como la desaparición de la regla.

Los factores personales y familiares que hacen que unas personas sean más vulnerables que otras a sufrir anorexia son: ser mujer, adolescente, tener o haber tenido sobrepeso, ser muy perfeccionista, tener una madre obesa o muy preocupada por la imagen corporal y la existencia de conflictos familiares. La variable social más importante es la idealización social de la delgadez, que produce una gran insatisfacción corporal especialmente en adolescentes y mujeres jóvenes.

La anorexia nerviosa se desencadena partiendo de algún acontecimiento que puede ser estresante (cambio de colegio, desengaño amoroso, fracaso escolar, separación de los padres...) o de algún acontecimiento relacionado directamente con la imagen corporal (burlas de los demás, incremento rápido de peso, cambios corporales...). A largo plazo la dieta restrictiva disminuye el metabolismo, lo que facilita la probabilidad de ganar peso y contribuye a cronificar el problema.

Conocer el peso es un dato fundamental, para lo cual existen diversos índices. El más utilizado es el Índice de Masa Corporal de Quetelet, que equivale al peso en Kg dividido por el cuadrado de la estatura (en metros). Una puntuación entre 20 y 25 es normal, entre 20 y 18 significa ligero infrapeso y por debajo de 17 se considera severo infrapeso. Cuando el índice es inferior a 14 o se ha perdido más del 20 por ciento de peso en 6 meses se hace imprescindible la hospitalización.

El tratamiento de la anorexia nerviosa es largo. Se requieren de dos a cuatro años para que la recuperación sea estable. El objetivo primordial es restaurar el peso, mejorar las condiciones físicas y normalizar el patrón de comidas. En ocasiones se administran neurolépticos para eliminar las percepciones delirantes sobre el peso, pero tienen muchos efectos secundarios. Los antidepresivos (triclíclicos, inhibidores de la MAO, fluoxetina) eliminan los síntomas depresivos y, en el caso de los triclíclicos, incrementan el apetito. El tratamiento conductual, cuando se realiza en el hospital, se dirige a reforzar la ganancia de peso privando a la paciente de ciertos privilegios (visitas, correo, llamadas de teléfono, duchas...), a los que sólo accede si consigue las ganancias de peso establecidas. Los aspectos cognitivos se abordan corrigiendo las ideas irracionales acerca del peso, la baja autoestima y las distorsiones de la imagen corporal.

 

Imagen via Shutterstock