¿Qué es el cólico del lactante?
El cólico del lactante o cólico del primer trimestre es un trastorno que puede afectar a los bebés durante los primeros meses de vida. Consiste en que el recién nacido llora con mucha frecuencia sin que exista una causa identificable. El niño llora de forma inconsolable, tiene la cara roja y encoge y estira las piernas. También puede expulsar gases y tener la barriga hinchada (abdomen distendido) y estreñimiento. Esta situación se produce sobre todo a partir de la tarde y por la noche, aunque puede ocurrir en cualquier momento del día.
Es normal que los bebés lloren; lo que diferencia el llanto normal del cólico del lactante es su intensidad y duración. En general, se ha establecido que si un bebé llora más de tres horas al día y más de tres días por semana durante al menos tres semanas podría padecer un cólico del lactante.
Se trata de un trastorno benigno, autolimitado y muy frecuente que afecta a entre el 15 y el 40 por ciento de los recién nacidos. Como se ha dicho, aparece durante los primeros meses de vida -habitualmente a partir de la segunda o tercera semana- y luego remite espontáneamente.
Hay que entender que no es un cólico real, puesto que el niño no tiene diarreas, fiebre o vómitos. Su apetito y su peso son normales y, aparte del llanto frecuente, no muestra ningún problema objetivo de salud. Si el llanto persiste más allá de los tres o cuatro meses hay que llevar al niño al pediatra para descartar otras posibles enfermedades.
Causas
Las causas del cólico del lactante no se conocen con certeza, aunque se barajan varias posibilidades. Una de ellas es que, al llorar, el niño trague mucho aire y eso le produzca gases e irritación intestinal, o bien que sufra un tránsito demasiado lento o demasiado rápido de alimentos en los intestinos y eso le cause retortijones.
También se cree que el niño regurgita ácido del estómago (reflujo gastroesofágico), lo que le produce ardor y quemazón. Una tercera hipótesis apunta a que el desencadenante sea la alergia a las proteínas de la leche de vaca (leche de fórmula) o incluso a la leche materna o a algún alimento que esté ingiriendo la madre (café, bebidas con cola, picantes, etc). Esta última posibilidad se ve apoyada por el hecho de que en ocasiones los cambios en la dieta materna hacen que disminuya el llanto del bebé.
Por último, hay que tener en cuenta el temperamento del recién nacido, ya que el cólico del lactante puede ser más aparatoso y prolongado en los bebés más nerviosos y propensos al llanto.
Diagnóstico
Es necesario diferenciar el cólico del lactante de enfermedades que podrían ser potencialmente graves para la salud del niño, de ahí que sea muy importante establecer un diagnóstico exacto.
Este diagnóstico será clínico y lo realizará el pediatra comprobando la presencia de los síntomas característicos del trastorno y mediante un examen físico que debe ser normal. Por tanto, será un diagnóstico por exclusión. El niño tendrá buen apetito y tanto el peso como el reflejo de succión y el desarrollo serán normales.
Tratamiento
o existe ningún tratamiento que "cure" el cólico del lactante y es importante entender que se trata de un trastorno benigno y transitorio. El uso de medicamentos antiespasmódicos es infrecuente y puede conllevar riesgos, ya que alteran la motilidad intestinal. Los sedantes no son aconsejables porque pueden suprimir por completo el llanto, con el que el niño llama la atención sobre sus múltiples necesidades.
Los padres pueden adoptar en casa algunas medidas que harán que los cólicos sean más llevaderos para el niño y para toda la familia:
- Cuando el niño llore es bueno pasearle, sentarse en una mecedora con él, colocarle en un balancín o poner música relajante, ya que el movimiento y el sonido rítmicos tienen un efecto tranquilizador.
- Un masaje abdominal suave puede sentar bien al bebé. Para ello hay que colocarle tumbado o en posición erguida y aplicar movimientos circulares sobre el vientre y en sentido ascendente sobre la espalda.
- Una mala técnica de alimentación puede agravar el cuadro. Las tomas deben darse en un ambiente tranquilo y sin demasiados estímulos. Hay que evitar sobrealimentar al niño, pues le provoca incomodidad. También es importante que no trague demasiado aire.
- Los baños de agua tibia pueden ser útiles, siempre que se realicen de forma calmada y sin prisas.
- Los padres también deben cuidarse, ya que el tratamiento del cólico del lactante puede resultar frustrante y requiere armarse de paciencia. De vez en cuando deben desconectar y no dudar en dejar al niño al cuidado de familiares o amigos durante unas horas.
Imagen via Shutterstock