Epistaxis

Epistaxis

¿Qué es la epistaxis?

Los médicos hablamos de epistaxis haciendo referencia a la emisión de sangre procedente de las fosas nasales. Son raras en los lactantes, más frecuentes en la infancia, y luego la incidencia desciende progresivamente con la madurez, tras superar la pubertad.

Las epistaxis o hemorragias nasales pueden ser:

  • Epistaxis anterior: con emisión de sangre por las fosas nasales hacia el exterior.
  • Epistaxis posterior: menos frecuente. En ellas, el paciente tiene un sangrado nasal pero la sangre cae por la parte posterior de la nariz hacia la garganta. Por ello la sangre se suele tragar y, en ocasiones, el síntoma principal puede ser un vómito con sangre.

El origen de la sangre en la mayoría de ocasiones es el llamado plexo de Kiesselbach, una zona situada en la parte más anterior del tabique nasal, muy rica en capilares y con una capa mucosa por encima muy delgada y fina, por lo que si sufre cualquier lesión es más fácil que pueda sangrar de manera relativamente copiosa.

Causas más habituales de la epistaxis

La epistaxis consiste en la emisión de sangre procedente de las fosas nadas. En general las epistaxis son de naturaleza benigna. Con ello queremos decir que en la mayoría de ocasiones no existe una causa grave, y se producen por la inflamación de las fosas nasales debida a catarros, sinusitis, etc, a traumatismos digitales (el niño se hace daño con el dedo al introducirlo en la fosa nasal), cuerpos extraños (el niño se mete algún objeto por la fosa nasal que produce una herida), respirar un aire excesivamente seco...y en general, en nuestra experiencia, en muchas ocasiones, a todas ellas juntas.

Otras causas menos frecuentes son:

  • Malformaciones vasculares congénitas: son enfermedades en las que de manera congénita hay en las fosas nasales varices, angiomas, o teleangiectasias, que son susceptibles de sangrar con facilidad.
  • Alteraciones de la coagulación: hemofilia, trombocitopenia u otros; si nuestra sangre no tiene una buena coagulación, ello hará que sangremos con mucha más facilidad y, por ello, ante sangrados nasales frecuentes e intensos deberemos asegurarnos mediante un análisis de sangre que los distintos factores implicados en la coagulación de la sangre están en valores normales.
  • Hipertensión arterial: en ocasiones se puede manifestar mediante la aparición de hemorragias nasales de repetición.
  • Pólipos nasales.
  • Angiofibroma nasal juvenil: es responsable de sangrados copiosos y frecuentes

¿Qué síntomas produce?

El síntoma principal de la epistaxis es la salida de sangre procedente de las fosas nasales. Se suele producir la salida de sangre de manera lenta por un orificio nasal o, en ocasiones, por los dos.

Si el sangrado ocurre durante la noche produce gran ansiedad familiar, ya que se observa una mancha en las sábanas que es juzgada por los padres como muy importante, aunque en ocasiones basta una cantidad pequeña de sangre para producirla.

A veces la epistaxis se manifestará como un vómito de sangre, ya que ésta es tragada por el paciente y ello suele provocar vómitos. Esto es más frecuente si la epistaxis se produce por la noche.

Otros síntomas relacionados a una pérdida importante de sangre, como puedan ser hipotensión arterial, taquicardia, shock...son rarísimos, ya que sería preciso una pérdida de sangre importante para que pudieran producirse estos síntomas y ello es muy infrecuente en la epistaxis, que, como hemos comentado previamente, en general es de naturaleza benigna y autolimitada.

Tratamiento de la epistaxis

El tratamiento de la epistaxis es habitualmente sencillo y la hemorragia cede espontáneamente en pocos minutos.

Se debe situar al niño erguido y con la cabeza inclinada hacia adelante para que no se trague la sangre mientras realizamos compresión de las fosas nasales. Por ello es un error el poner al niño con la cabeza hacia atrás, como hace mucha gente: al hacer esto no "veremos" sangrar al niño, pero la sangre caerá hacia atrás, con lo que es más fácil que sea tragada.

Además, puede ser útil realizar conjuntamente un taponamiento anterior: consiste en introducir una gasa estéril "estirada" por la fosa nasal, para que ésta realice presión sobre el punto sangrante y así ayude a la coagulación de la sangre para que pueda contener la hemorragia. Suelo recomendar compresión y taponamiento, ya que suele resolver la mayoría de sangrados leves. Se utiliza una gasa estéril "estirada" para dejar un cabo que nos permita posteriormente sacar la gasa. Si se realiza el taponamiento con algodón o si se introduce mucho la gasa, puede que después no la podamos sacar y el niño termine en Urgencias para extraerle un cuerpo extraño (la gasa o el algodón) de dentro de las fosas nasales. En ocasiones puede ser útil impregnar la gasa que introducimos en la fosa nasal de soluciones de oximetazolina (con capacidad vasoconstrictora, que hace que deje de sangrar antes).

Suele ser útil emplear un humidificador (los famosos "vahos") ya que el respirar un aire más húmedo suaviza la piel de la fosa nasal y disminuye el riesgo de sangrado.

Otros métodos ya son de uso exclusivo del especialista ORL:

  • Taponamiento posterior: es un sistema para cortar las hemorragias posteriores, pero debe ser usado exclusivamente por especialistas.
  • Cauterizar con nitrato de plata: hoy en día tiende a usarse menos y en todo caso sólo en un lado, para disminuir el riesgo de perforación de tabique y de futuras desviaciones del tabique nasal

El uso de transfusiones sanguíneas es excepcional, ya que en una inmensa mayoría de ocasiones las hemorragias nasales son de poca cuantía.

 

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