Tabaquismo pasivo

Tabaquismo pasivo

El peligro de fumar en casa

El tabaquismo pasivo constituye una de las principales causas de muerte prevenibles en todo el mundo. El fumador pasivo es una persona que no fuma pero inhala involuntariamente el humo del tabaco por hallarse en ambientes donde otras personas sí fuman. A medio y largo plazo esto puede ocasionarles enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos respiratorios.

Este humo es de dos tipos: el que exahalan los fumadores activos y el que producen los cigarrrillos, pipas o puros al quemarse. Este último es aún más nocivo que el que ingiere el propio fumador por contener un mayor porcentaje de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono.

Se calcula que en ambientes cargados de humo de tabaco el fumador pasivo inhala en una hora el equivalente a un cigarrillo. Los niños son especiamente vulnerables, ya que están físicamente muy cerca de sus padres y si éstos son fumadores reciben directamente el aire contaminado. El resultado es que sufren con mayor frecuencia infecciones respiratorias y del oído medio.

Los bebés expuestos al humo del tabaco tienen un mayor riesgo de sufrir muerte súbita. Por otro lado, fumar durante el embarazo puede alterar el crecimiento fetal y el desarrollo intelectual del niño e incrementa la probabilidad de sufrir un aborto. La exposición al humo es especialmente perjudicial durante los primeros tres años de vida, dada la inmadurez anatómica y fisiológica del niño y el mayor tiempo que está en contacto con sus padres. En los años siguientes los efectos se reducen porque el niño va a la guardería y su círculo social se amplía. Por razones evidentes, los niños asmáticos constituyen una población de riesgo específica.

Con frecuencia, los padres fumadores no están lo bastante concienciados sobre los efectos que esta adicción produce sobre la salud de sus hijos. Es habitual que minimicen las consecuencias o, como medida preventiva, se trasladen a fumar a otra habitación de la casa. Sin embargo, deben saber que el humo del tabaco daña igualmente y que no existe ningún sistema de ventilación que elimine completamente el problema. Por otro lado hay que mencionar el factor de aprendizaje: los niños hacen lo que ven hacer a sus padres, y si éstos fuman se incrementa la probabilidad de que ellos también lo hagan.

La única solución eficaz a largo plazo es, por tanto, no fumar en casa y, a ser posible, abandonar el hábito. Además no hay que bajar la guardia respecto a otros entornos o personas que rodean al niño:

  • no permita que las niñeras u otras personas que trabajen en su hogar fumen dentro de la casa o cerca de sus hijos.
  • averigüe las políticas sobre el tabaco que se aplica en la guardería o colegio y en otros lugares de custodia.
  • ayude a otros padres a comprender el riesgo que fumar ocasiona sobre la salud infantil.

 

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